La parroquia de San Saturnino guarda un aimportante colección de platería con algunas piezas de gran valor y significación.
Destaca en el ajuar la píxide de plata parcialmente dorada del siglo XIV, con un cuerpo prismático que lleva a cada lado un apóstol. Está rematada por una estructura cónica dividida en doce triángulos con santos y santas grabados a buril en los arcos trilobulados. Remata la esfera una cruz moderna. En el siglo XV se le añadió un astil poligonal que presenta grabados diversos animales: un buitre, un grifo alado, un dragón alado y varios monstruos. Finalmente la base poligonal elevada se añadió en la segunda mitad del siglo XVIII.
Entre los relicarios es de importante valor el que contiene una reliquia de San Saturnino con esmaltes translúcidos de color rojo en el basamento fechado en el año 1389, al que se le añadió en el barroco un brazo. En la base se encuentran representadas escenas de la predicación y el martirio de San Saturnino, además de parejas de apóstoles. En el basamento se inscriben los símbolos de los evangelistas y cuatro escudos ejecutados a buril. El brazo se presenta en actitud de bendecir, con los pliegues de la manga muy movidos y la reliquia del santo obispo a la altura de la muñeca.
Otra pieza excepcional de valor es la cruz parroquial de plata sobre alma de madera, gótica del siglo XVI con arreglos del siglo XVIII de gusto rococó. La cruz es recta con remates trilobulados y se encuentran a ambos lados la Virgen María y el apóstol San Juan. Es expléndido el nudo con las imágenes de San Pablo y San Juan, Santo Tomás y Santiago, un obiso con Santa Catalina de Alejandría, San Andrés y San Bartolomé; corona el anverso un niño desnudo y el reverso un santo diácono.
Cabe mencionar también las crismeras renacentistas de la primera mitad del siglo XVI, en forma de arqueta con hermas exentas en los ángulos y cruz romboidal en el remate, adornadas con una fina decoración italiana de «moresco».
Una buena pieza de platería es un ostensorio de plata sobredorada del siglo XVI con base oval elevada, astil con nudo ovoide y sol añadido a finales del siglo XVIII. La decoración es a base de querubines, cartelas con cabezas inscritas, triunfos, etc.
Finalmente señalamos un cáliz del siglo XVII de plata sobredorada de origen mejicano con abundante decoración de cabezas de querubines, asas y hojas.