Fiesta de San Saturnino

El próximo día 29 de noviembre celebramos la fiesta de San Saturnino, o San Cernin como se

le denomina en occitano, venerado como patrón de Pamplona.

 

Vida

Este santo fue obispo de Toulouse (Francia) a mediados del siglo III.

Según narra la tradición local, envió a su discípulo San Honesto de Nimes a Pamplona para

anunciar el Evangelio. Después fue él mismo quien vino hasta esta ciudad donde convirtió a los

primeros cristianos, entre los que se encontraba San Fermín, que llegaría a ser el primer

obispo de Pamplona. Todavía se conserva el pozo donde los bautizó, situado en la confluencia

de las calles San Saturnino, Mayor y Jarauta.

Tras regresar a Toulouse, San Saturnino fue detenido por los paganos en el capitolio, acusado

de que su predicación había hecho enmudecer a los falsos oráculos. Al negarse a adorar a los

ídolos paganos, fue atado por los pies al rabo de un toro, preparado para los sacrificios. El

animal lo arrastró escaleras abajo desde lo alto del capitolio hasta su muerte, acaecida un 29

de noviembre hacia el año 250.

 

Misas y procesión

Pamplona y de modo particular la parroquia de San Saturnino se engalanarán para la ocasión.

Ya de víspera, el viernes 28 por la tarde, habrá misa a las 18:30 y 19:30. Y el propio 29, se

celebrarán misas a las 9:00, 10:00, 11:00 (organizada por el Cabildo Catedral, presidida por el

arzobispo D. Francisco Pérez, con la participación del Ayuntamiento y cantada por la Capilla de

Música, con la colaboración del Orfeón Pamplonés y la Orquesta Sinfónica de Navarra), 12:00,

13:00, 18:30 y 19:30.

La procesión con la imagen del Santo recorrerá las calles del casco viejo de Pamplona a partir

de las 10:15 de la mañana.

 

Misa hispano-mozárabe

Este año se incorpora como novedad la celebración a las 20:00 de una misa de San Saturnino

en rito hispano-mozárabe, cantada por el coro gregoriano Gaudeamus.

Este rito litúrgico es el modo como se celebraban la misa y los otros sacramentos en la

península Ibérica durante el primer milenio de la historia de la Iglesia. A partir del segundo

milenio esta liturgia dejó de usarse ya que el papa Gregorio VII impuso en todo el Occidente el

modo de celebrar propio de Roma.

Llama la atención el nombre «mozárabe». Esto no significa que se celebre en árabe. Esta

liturgia era celebrada en latín, y actualmente en castellano. La liturgia se llama «hispana»

porque estaba extendida en la provincia del imperio romano llamada Hispania. Y también

«mozárabe» porque tras la invasión de la península Ibérica por los musulmanes se mantuvo en

Toledo gracias a aquellos cristianos que vivían entre los árabes y se les llamaba «mozárabes»,

esto es, que parecían árabes o que estaban arabizados.

Las principales características de esa misa o sus diferencias con la misa que estamos

habituados son: la ausencia de gestos corporales (signación, genuflexión…) pues parte de

ellos enriquecieron la liturgia romana en la edad media, y hemos dicho que la liturgia hispano-

mozárabe dejó de celebrarse habitualmente a mediados del siglo XI; también llama la atención

que la paz no se da antes de la comunión, después del Padre nuestro, sino antes del ofertorio

según dice el texto de Mateo: si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí

mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve

primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda; el Aleluya se

canta como conclusión de la Liturgia de la Palabra, esto es, después de la homilía y no como

preparación a la proclamación del evangelio, y también la liturgia eucarística concluye con al

Aleluya; el Credo se profesa cada día, pues era un modo de evitar que participaran en la misa

herejes. La recitación del Padre nuestro está reservada al cura y los fieles van intercalando un

«amén» en cada una de las peticiones que lo componen; la bendición es impartida antes de

comulgar como preparación para la comunión; la fracción del pan consagrado en nueve partes

que se colocan en forma de cruz sobre la patena.El próximo día 29 de noviembre celebramos la fiesta de San Saturnino, o San Cernin como se

le denomina en occitano, venerado como patrón de Pamplona.

 

Vida

Este santo fue obispo de Toulouse (Francia) a mediados del siglo III.

Según narra la tradición local, envió a su discípulo San Honesto de Nimes a Pamplona para

anunciar el Evangelio. Después fue él mismo quien vino hasta esta ciudad donde convirtió a los

primeros cristianos, entre los que se encontraba San Fermín, que llegaría a ser el primer

obispo de Pamplona. Todavía se conserva el pozo donde los bautizó, situado en la confluencia

de las calles San Saturnino, Mayor y Jarauta.

Tras regresar a Toulouse, San Saturnino fue detenido por los paganos en el capitolio, acusado

de que su predicación había hecho enmudecer a los falsos oráculos. Al negarse a adorar a los

ídolos paganos, fue atado por los pies al rabo de un toro, preparado para los sacrificios. El

animal lo arrastró escaleras abajo desde lo alto del capitolio hasta su muerte, acaecida un 29

de noviembre hacia el año 250.

 

Misas y procesión

Pamplona y de modo particular la parroquia de San Saturnino se engalanarán para la ocasión.

Ya de víspera, el viernes 28 por la tarde, habrá misa a las 18:30 y 19:30. Y el propio 29, se

celebrarán misas a las 9:00, 10:00, 11:00 (organizada por el Cabildo Catedral, presidida por el

arzobispo D. Francisco Pérez, con la participación del Ayuntamiento y cantada por la Capilla de

Música, con la colaboración del Orfeón Pamplonés y la Orquesta Sinfónica de Navarra), 12:00,

13:00, 18:30 y 19:30.

La procesión con la imagen del Santo recorrerá las calles del casco viejo de Pamplona a partir

de las 10:15 de la mañana.

 

Misa hispano-mozárabe

Este año se incorpora como novedad la celebración a las 20:00 de una misa de San Saturnino

en rito hispano-mozárabe, cantada por el coro gregoriano Gaudeamus.

Este rito litúrgico es el modo como se celebraban la misa y los otros sacramentos en la

península Ibérica durante el primer milenio de la historia de la Iglesia. A partir del segundo

milenio esta liturgia dejó de usarse ya que el papa Gregorio VII impuso en todo el Occidente el

modo de celebrar propio de Roma.

Llama la atención el nombre «mozárabe». Esto no significa que se celebre en árabe. Esta

liturgia era celebrada en latín, y actualmente en castellano. La liturgia se llama «hispana»

porque estaba extendida en la provincia del imperio romano llamada Hispania. Y también

«mozárabe» porque tras la invasión de la península Ibérica por los musulmanes se mantuvo en

Toledo gracias a aquellos cristianos que vivían entre los árabes y se les llamaba «mozárabes»,

esto es, que parecían árabes o que estaban arabizados.

Las principales características de esa misa o sus diferencias con la misa que estamos

habituados son: la ausencia de gestos corporales (signación, genuflexión…) pues parte de

ellos enriquecieron la liturgia romana en la edad media, y hemos dicho que la liturgia hispano-

mozárabe dejó de celebrarse habitualmente a mediados del siglo XI; también llama la atención

que la paz no se da antes de la comunión, después del Padre nuestro, sino antes del ofertorio

según dice el texto de Mateo: si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí

mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve

primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda; el Aleluya se

canta como conclusión de la Liturgia de la Palabra, esto es, después de la homilía y no como

preparación a la proclamación del evangelio, y también la liturgia eucarística concluye con al

Aleluya; el Credo se profesa cada día, pues era un modo de evitar que participaran en la misa

herejes. La recitación del Padre nuestro está reservada al cura y los fieles van intercalando un

«amén» en cada una de las peticiones que lo componen; la bendición es impartida antes de

comulgar como preparación para la comunión; la fracción del pan consagrado en nueve partes

que se colocan en forma de cruz sobre la patena.El próximo día 29 de noviembre celebramos la fiesta de San Saturnino, o San Cernin como se

le denomina en occitano, venerado como patrón de Pamplona.

 

Vida

Este santo fue obispo de Toulouse (Francia) a mediados del siglo III.

Según narra la tradición local, envió a su discípulo San Honesto de Nimes a Pamplona para

anunciar el Evangelio. Después fue él mismo quien vino hasta esta ciudad donde convirtió a los

primeros cristianos, entre los que se encontraba San Fermín, que llegaría a ser el primer

obispo de Pamplona. Todavía se conserva el pozo donde los bautizó, situado en la confluencia

de las calles San Saturnino, Mayor y Jarauta.

Tras regresar a Toulouse, San Saturnino fue detenido por los paganos en el capitolio, acusado

de que su predicación había hecho enmudecer a los falsos oráculos. Al negarse a adorar a los

ídolos paganos, fue atado por los pies al rabo de un toro, preparado para los sacrificios. El

animal lo arrastró escaleras abajo desde lo alto del capitolio hasta su muerte, acaecida un 29

de noviembre hacia el año 250.

 

Misas y procesión

Pamplona y de modo particular la parroquia de San Saturnino se engalanarán para la ocasión.

Ya de víspera, el viernes 28 por la tarde, habrá misa a las 18:30 y 19:30. Y el propio 29, se

celebrarán misas a las 9:00, 10:00, 11:00 (organizada por el Cabildo Catedral, presidida por el

arzobispo D. Francisco Pérez, con la participación del Ayuntamiento y cantada por la Capilla de

Música, con la colaboración del Orfeón Pamplonés y la Orquesta Sinfónica de Navarra), 12:00,

13:00, 18:30 y 19:30.

La procesión con la imagen del Santo recorrerá las calles del casco viejo de Pamplona a partir

de las 10:15 de la mañana.

 

Misa hispano-mozárabe

Este año se incorpora como novedad la celebración a las 20:00 de una misa de San Saturnino

en rito hispano-mozárabe, cantada por el coro gregoriano Gaudeamus.

Este rito litúrgico es el modo como se celebraban la misa y los otros sacramentos en la

península Ibérica durante el primer milenio de la historia de la Iglesia. A partir del segundo

milenio esta liturgia dejó de usarse ya que el papa Gregorio VII impuso en todo el Occidente el

modo de celebrar propio de Roma.

Llama la atención el nombre «mozárabe». Esto no significa que se celebre en árabe. Esta

liturgia era celebrada en latín, y actualmente en castellano. La liturgia se llama «hispana»

porque estaba extendida en la provincia del imperio romano llamada Hispania. Y también

«mozárabe» porque tras la invasión de la península Ibérica por los musulmanes se mantuvo en

Toledo gracias a aquellos cristianos que vivían entre los árabes y se les llamaba «mozárabes»,

esto es, que parecían árabes o que estaban arabizados.

Las principales características de esa misa o sus diferencias con la misa que estamos

habituados son: la ausencia de gestos corporales (signación, genuflexión…) pues parte de

ellos enriquecieron la liturgia romana en la edad media, y hemos dicho que la liturgia hispano-

mozárabe dejó de celebrarse habitualmente a mediados del siglo XI; también llama la atención

que la paz no se da antes de la comunión, después del Padre nuestro, sino antes del ofertorio

según dice el texto de Mateo: si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí

mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve

primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda; el Aleluya se

canta como conclusión de la Liturgia de la Palabra, esto es, después de la homilía y no como

preparación a la proclamación del evangelio, y también la liturgia eucarística concluye con al

Aleluya; el Credo se profesa cada día, pues era un modo de evitar que participaran en la misa

herejes. La recitación del Padre nuestro está reservada al cura y los fieles van intercalando un

«amén» en cada una de las peticiones que lo componen; la bendición es impartida antes de

comulgar como preparación para la comunión; la fracción del pan consagrado en nueve partes

que se colocan en forma de cruz sobre la patena.